miรฉrcoles, noviembre 05, 2025

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Una ciudad tan increรญblemente diversa y compleja como Nueva York —llena de migrantes, de ideologรญas diversas, de cosmovisiones distintas y de toda tonalidad de piel— no puede gobernarse hoy en dรญa eficazmente bajo un rรฉgimen de ultraderecha, como pretendรญa quien se ostenta como emperador del mundo, un empresario rapaz disfrazado de polรญtico, que tiene como diosa a la codicia; ese que gusta de meter sus narices en cualquier parte del planeta, pasรกndose por el Arco del Triunfo las leyes del Derecho Internacional e intentando violar, con amenazas, aranceles a capricho y acciones militares, la soberanรญa e independencia que muchos paรญses lograron con tanto esfuerzo conquistar.

La ultraderecha se distingue por su rigidez y su miopรญa: apuesta por la exclusiรณn de los mรกs vulnerables, la concentraciรณn de la riqueza en unas cuantas manos y la marginaciรณn de las minorรญas que, durante dรฉcadas o incluso siglos, han luchado por sus derechos.

Por eso celebro el triunfo de Zohran Mamdani como nuevo alcalde de esa metrรณpoli. Su elecciรณn es un mensaje firme contra la intolerancia, el racismo, el clasismo, la homofobia, el machismo, y contra esas รฉlites que, no viรฉndose mรกs allรก del ombligo, carecen de la mรกs mรญnima empatรญa mientras a ellas les siga yendo bien.

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