Es octubre y las lunas rellenas del blanco, lobos tradicionales del tiempo enfurecen con vos sin andarse bromas, persiguen con sigilo los pasos y las huellas. No es errado sentir irrealidad que el mundo te vigila; literal es la verdad que circunda. Muere porque tú le apuñalaste y tu mano filo-oxidante no es arte de pintor victorioso. Anégate y niégate; pero cuidada tu propia mano de no fijarte destino, linda flor negra; derecho a vivir tanto que tienes, a vivir plena amargura; y así yéndote en el deshace al hastío de la muerte, hasta llegar a cumbre de montaña, donde nadie duerme por miedo al sueño.

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