domingo, febrero 18, 2007

He vuelto con el ánimo de un rey dispuesto

He vuelto con el ánimo de un rey dispuesto. Suelto el cuerpo, navego, me entrego a una vida distante de insatisfacciones; a una vida de la vida, puerta por donde entran miles de colores esperanzados. Quizás faltes tú ciertos momentos, pero mi alma, en tu ausencia, puede suplirte, sin afán rencoroso, sólo con el afán de afirmarte como el tiempo.

Volteo al cielo sin ojos cursis y noto que el propio color se delata, no habrá de saber que su extensión abarca toda latitud y que sus ojos, los ojos del color, desvelan albas y noches; que la voluntad se persigue a sí misma y que el credo glorifica las mentes de los beatos condenados a un rosario.

En fin, la vida es vida cuando es vida y cuando muere, como lentamente diario lo hace, atormenta los edificios de la razón.

Me haces falta, dolor, pero no veo una pronta emprendida de nuevo hacia mí. Te deseo un noble trayecto y una vida deshecha para siempre.

La vida es un pliego lumínico que atardece antes de tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bello este texto. Y conmovedor. ¡Bienvenido!

Pablo Aldaco dijo...

Gracias por la bienvenida, parece que la estancia es fija. Trataré de seguir escribiendo más, de publicar mis textos más. El disco va en camino, en buena recta.