miércoles, febrero 18, 2015


miércoles, febrero 11, 2015

Escobar: la película

Por Pablo Aldaco / Dossier Politico
Dia de publicación: 2015-02-10

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Dicen los maestros más prestigiados de la actuación, que para ser actor se necesita ser una buena persona. El oficio de actor es uno de los que más respeto. La memoria, el guión, la lectura, la expresión corporal, todo un estuche de joyas que el actor debe encarnar en la ficción; la preparación y la resistencia psicológicas, el esfuerzo mismo; el cansancio que las escenas más difíciles provocan, el dormir poco, el tiempo que no se convive con la familia, y más. Ser un buen actor requiere de un múltiple desenvolvimiento de inteligencias y habilidades.

La película se llama Escobar, porque el nombre “Pablo”, sobra. Una enigmática portada de Benicio del Toro lo define todo. Un acierto de los genios del diseño, pero también del gigante actor, bastan para llegar a una sola tentación: ver la película. ¿No verla? Quizá sea una pérdida, según el ojo crítico de cada quién. Un anzuelo: el tema de las drogas en México es más que vigente. Corren tiempos de furia en el país y estamos, en definitiva, muy lejos de dejar de sufrir este problema que aqueja por parejo, tanto a pobres como a ricos.

La cinta, dirigida por  Andrea Di Stefano, relata con detenimiento y un ritmo medido en minuciosos minutos, de ésos en que uno difícilmente se aburre, la vida de uno de los más crueles narcotraficantes de la historia de una Colombia en derrumbe, pero en contraparte es también la historia de un padre de familia. Pero padre no sólo de esta última, de sus hijos, sino de gran parte de un pueblo al que “ayuda”. Espectaculares del más grande traficante de cocaína se dejan lucir en los pueblos más pobres. Una especie de “rockstar” conocido en todo el país latinoamericano, que da discursos como un político popular. Va a bordo de una camioneta abordo, firma autógrafos y un protocolo de seguridad lo rodea.

La historia se vuelve a repetir. Basta con recorrer y capturar en nuestra memoria casos como el de Caro Quintero, El Chapo, La Tuta y demás legendarios narcotraficantes mexicanos, algunos aún en funciones, otros ¿quizá en tregua? Seres “altruistas” amados por un grueso del pueblo, que ha sido apoyado económicamente por ellos. Polémicos por naturaleza, siempre polémicos, que han ofrecido hasta el pago de la deuda externa. Seres contradictorios, de un perfil psicológico complejo.

Es la historia de un canadiense, confundido por los “sudakas” con americano, a quienes les dice: “Ser canadiense no es lo mismo que ser estadounidense”. La desgracia: ser el novio de la sobrina del capo. La ventaja: el dinero sujeto al riesgo de la pérdida.

Un Comandante en Jefe del narcotráfico no es tonto y mucho menos ingenuo. Sabe lo que arriesga y lo que gana. Sabe, seguramente, que no saldrá vivo por las buenas. Pero el poder pasajero, mientras es experimentado, relega a segundo término cualquier consecuencia que pueda recaer en él y en sus más allegados: su familia, sus nietos, sus amigos, sus “seres queridos”.

Pero la tormenta se acerca y Escobar no tarda en ser la presa del propio Gobierno, con el que establece pactos, pero también le declara la guerra.

No siempre la máxima de “el que a hierro mata, a hierro muere” se cumple literalmente, pero en este caso algo así ocurre.

Un Escobar a veces resignado ante los embates y las amenazas, a veces ¡melancólico!, a veces humano, humano al fin. Valiente, cobarde, estratega, aguerrido, pero, resumiendo, más malvado que bondadoso. El egoísmo se impone siempre cuando el poder está de por medio.

Recomiendo que si la suerte corre mal y en cartelera ya haya expirado, compren o renten la película. 

martes, febrero 10, 2015

Un minuto puede construir castillos

Hay que eternizar los momentos más felices de nuestra vida, así sean vividos en un minuto... o en un segundo. Esos pequeños relampagueos que llegan a nuestra memoria, gracias a la simple voluntad de sentirnos bien con esta vida. Así veintitrés horas hayan sido grises, un sólo minuto puede construir castillos.

lunes, febrero 09, 2015

Un minuto puede construir castillos
Hay que eternizar los momentos más felices de nuestra vida, así sean vividos en un minuto... o en un segundo. Esos pequeños relampagueos que llegan a nuestra memoria, gracias a la simple voluntad de sentirnos bien con esta vida. Así veintitrés horas hayan sido grises, un sólo minuto puede construir castillos.

viernes, febrero 06, 2015

Megamarcha histórica por Ayotzinapa y la renuncia de Peña Nieto el 20 de noviembre

A 104 años de haberse llevado acabo el llamado de Francisco I Madero a la Revolución, este 20 de noviembre, la gente se abrió paso por sí sola y salió a las calles. Aglomeraciones desde ciudades pequeñas como Saltillo, hasta las innegablemente monstruosas que “paralizaron” gran parte del primer cuadro de la Ciudad de México. Un día frío, que al final lo quitó el calor humano.

Tres contingentes con un mismo destino: el Zócalo. Fui testigo y amigo de la indignación generalizada desde las cinco de la tarde, en el Monumento a la Revolución, hasta las 9:30 de la noche, hora en que me retiré, en calma, con mis amigos.

Y ahí estaban los padres de los normalistas llegados en caravana, en autobuses, desde Guerrero. Un modesto templete, un aparato de sonido del cuál dudábamos si al comienzo del mítin iban a poder escucharse claras las palabras del valiente Felipe de la Cruz, padre de uno de los normalistas desaparecidos el pasado 26 de septiembre y vocero principal de los padres de familia. Su garganta le ganó a la amenaza de no poder escucharse. Claro, todos oímos sus palabras. También las de un normalista y las de una madre indignada: “Que se vayan a la chingada”, hablando acerca del gobierno. “Amigos, nos regresamos a Guerrero a decidir qué sigue en este caso; no descansaremos hasta que nuestros hijos aparezcan vivos, porque sabemos que están vivos. No descansaremos. No tenemos miedo. Llegaremos hasta las últimas consecuencias. Ya estamos hartos. Ya basta. México debe de una vez por todas cambiar de rumbo”.

En el techo de Palacio Nacional se dejaban ver soldados, algo así como francotiradores, moviéndose de un lado al otro, tratando de intimidar a la gente e incluso haciendo poses como de quienes se preparan para disparar. Muchos los aluzaban con láseres y eso hacía que más se movieran. “Hacemos responsable al Gobierno Federal de cualquier cosa que en este evento pueda suceder”, dijo De La Cruz en clara alusión a las intimidaciones.

Un dron también hizo de las suyas: el estreno de un nuevo aparato intimidante, moderno, volaba como un semihelicóptero sobre nuestras cabezas. La gente respondía lanzándole objetos y rechiflas. Finalmente, el dron se largó a quién sabe dónde y la gente, con un poco de miedo, pero con sobrante esperanza y valentía, siguió el camino del pie de lucha de esa noche ejemplar de protesta.

Una especie de piñata de Peña Nieto ardía a la par en el Zócalo Capitalino. Pues la gente, además del caso de la desaparición de los 43 estudiantes, se reunió para demandar la renuncia de Peña Nieto, cosa que muchos medios oficialistas ignoraron por completo, de acuerdo a su ya sabida conveniencia.

Se dice que cuando algo empieza mal, mal termina. Pero volteemos las cosas: la más grande manifestación en pro del esclarecimiento de los hechos ocurridos en Iguala y a favor de la renuncia de Peña Nieto, empezó bien y terminó mejor. Mujeres estudiantes que no pasaban de los quince años, bebés en carriolas, perros, ancianos que si bien no pudieron marchar, miraban con emoción y sonrientes, algunos con ojos brillosos, desde las aceras, cómo la gente se iba acercando, gritando consignas, pero también al ritmo de la música, bailando, bailando contra el miedo, contra el atropello, contra el crímen. Haciendo de sus pies y de su alma un arte. Gente con una verdadera esperanza, una esperanza pura, que se desata y se expresa cuando los corazones están llenos y hasta el más apático se quita la máscara y se decide a salir, algunos por primera vez, de su zona de confort.

Llama la atención la creatividad de los muchachos. Es digno de admiración que hayan rebautizado, por citar un ejemplo de calles importante del centro como “Ayotzinapa” o “Estudiantes”, “Represión”, “Desaparecidos”, por citar algunas. Así es: nuevas calles bautizadas por la inconformidad. Pero literalmente, puestas formalmente como letreros. ¿Se atreverá el gobierno a quitarlas?

“Fuera Peña”, “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, las principales consignas. Y, la más fuerte: “!Fue el Estado!”.

Era de esperarse que un grupo de autodenominados anarquistas fuera a hacer sus desmanes a Palacio Nacional. Muchos lo sabemos: infiltrados financiados por el gobierno. Pretextos, además, para encarcelar a cualquier joven que se le pille corriendo o marchando. Para los granaderos no hay distinción. La orden ha sido ya dada desde arriba. El viejo PRI está más nuevo que nunca, pero ningún partido político se salva de su propia estrategia de reprimir con barbarie.

Nosotros, los mexicanos, debemos cuidarnos, crecer, sentirnos una nueva generación, seamos jóvenes o viejos, maduros o inmaduros, expertos e inexpertos. Este caso y muchos otros más atañen al interés general. “Y si tu hijo fuera el 44, ¿tú qué harías?”, se leía en una manta.


¿Cuba dejará sola a Venezuela?... Las tentaciones del petróleo. 

Por Pablo Aldaco / Dossier Politico
Dia de publicación: 2015-02-04
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En medio de lo que podría ser, en palabras del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, "un cruento Golpe de Estado que se avecina, planeado por Estados Unidos", la paranoia del que asume el cargo de la llamada Revolución Bolivariana, pero también evidencias documentadas por importantes medios de comunicación de Estados Unidos, nos dejan una gran incógnita: ¿Cuba dejará sola a Venezuela?
Es curioso, puesto que casi al mismo tiempo que Maduro ha convocado al pueblo de su país a que esté alerta por un supuesto Golpe de Estado que implicaría "asesinarme a mí", se anunció una inminente e histórica reconciliación de Cuba con Estados Unidos, tras poco más de medio siglo de silencio, enemistad y grescas tanto ideológicas como diplomáticas.
La noticia cimbró al mundo a finales del año pasado y el debate entre republicanos y demócratas ha alcanzado un auge de competencia política y ciudadana.
Aunque el presidente Raúl Castro ha demostrado cierto hermetismo, pues ha declarado que Cuba no aceptará ningún "consejo" que tenga que ver con asuntos de política interior, todo parece indicar que el restablecimiento diplomático entre ambos países es sólo cuestión de tiempo.
Mientras tanto en Venezuela, Maduro, en sus más recientes apariciones en mítines y medios de comunicación, ha acusado al vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, de estar planeando una invasión al país sudamericano, con el fin de acabar con el chavismo. Esto, después de un viaje de 15 días en que visitó Costa Rica en el marco de la cumbre de la CELAC 2015, donde destacó a Cuba como una de sus grandes causas.
No olvidemos que en las últimas elecciones presidenciales Maduro ganó por un margen estrechísimo con su principal adversario, Henrique Capriles. No hay duda de que después de Chávez, la indignación de una gran parte de ciudadanos contra el gobierno ha crecido y en serio. Estamos, pues, ante un país dividido.
Se ha cumplido ya casi un año de que fue encarcelado Leopoldo López, líder antichavista, ex alcalde de Chacao, quien comparte prisión también con otros opositores como los políticos Daniel Ceballos y Enzo Scarano, entre otros.  La esposa de López ha denunciado recientemente tortura física y psicológica contra éste. 
El embajador de Estados Unidos en México ha dejado en claro el interés de una probable explotación petrolera en nuestro país, en el Golfo de México.

El preocupante decrecimiento económico en Venezuela relacionado con el petróleo, que durante años ha "regalado" a Cuba, puede ser uno de los factores más importantes para que ¿Cuba deje sola a Venezuela?

Ángeles que se van deprisa



Acerca de La hora de la siesta, documental

Pablo Aldaco

En estos días aciagos en que el país está en vilo, con un ánimo gris y taciturno, acudí a ver el documental “La hora de la siesta”, que trata de la tragedia de la Guardería ABC de Hermosillo. Un estreno cinematográfico mezclado con el agrio y macabro sabor de la masacre de Ayotzinapa.

Una modesta carpa en la Plaza Río de Janeiro de la colonia Roma, en la ciudad de México, cobijaba al nutrido público que se dio cita en el evento. Ahí estaban Abraham Fraijo, padre de una de las bebés fallecidas, Emilia; la directora del documental, Carolina Platt Soberanes, y miembros de la producción. Poco más de cuatro años pasaron para que la cinta saliera a la luz, cuenta Platt, debido a trabajos de investigación y búsqueda de recursos y financiamiento.

Algunos curiosos se acercan y preguntan a personal de afuera que si de qué se trata, qué va a haber, y muchos de ellos, jóvenes y no tan jóvenes, acceden a la función.

La Hora de la Siesta o The naptime en inglés -la película está subtitulada- trata de dos familias de bebés fallecidos en el incendio y de cómo han ido sobrellevando y sublimando un pasado y una pérdida tan dolorosas pues, desde aquel 5 de junio de 2009, la vida les cambió para siempre.

El recuerdo prevalece rígido, pero se endulza cuando los padres de Yeyé y Mariana muestran fotografías y videos de sus ángeles jugando, bailando. Su locura infantil pone brillosos los ojos de los espectadores, la piel de gallina en un país de luto. He aquí la ternura y la impotencia. El cálido recuerdo de cada uno de nosotros al ver esos rostros y, de pronto, sentirse niño otra vez, sentirse libre. “Esos locos bajitos”, canta Serrat describiendo a los niños.

La hora de la siesta, mucho más que un documental, es una historia de amor de dos familias que, tras haber perdido a sus hijos, logran salir adelante, pero sin eliminar las cicatrices que deja de por vida la pérdida mayúscula del ser al que más se quiere.

Estela, madre de Yeyé, da su testimonio; muestra los juguetes de su hijo que se ha marchado, entre lágrimas, en una rueda de prensa. “Éstos eran los juguetes de mi niño”. Sus ojos muestran impotencia. Tiempo después es llevada a un psiquiátrico, debido a las crisis incontrolables sufridas tras la desaparición física de su hijo. Meses después, dada de alta y ya en casa, dice tener vagos recuerdos de su bebé. Quizá el propio dolor o el amor a su hijo sean los causantes de esas lagunas.

Abraham viaja a la playa; gusta de tomar fotografías en Bahía de Kino, mar del desierto de Sonora, a la hora del crepúsculo. Dice no olvidar, pero también expresa su amor a la vida, su deseo por seguir caminando.

En la sesión de preguntas y respuestas, Abraham Fraijo, con una sinceridad característica, expresa: “Yo pensaba que eso de las marchas era cosa de vagos, de huevones, pues así me educaron, hasta que me tocó a mí, y salí a marchar”.

¿Qué es un niño? ¿Qué es una niña? Es un diamante en bruto, la inocencia pura encarnada.

Un joven pregunta por qué la directora se enfocó sólo en los papás de dos de los bebés fallecidos, y ella explica que quiso hacer una síntesis.

Desde mi punto de vista, el objetivo de la directora no era documentar una denuncia, sino plasmar los sentimientos de un duelo más que simbólico en el corazón de dos padres.

Han pasado cinco años y medio desde aquel aciago junio que conmovió al mundo, cuando hasta la gente más apática de la sociedad sonorense  despertó y, como nunca, comenzó a marchar en las calles, algo nunca antes visto: “Justicia ABC”. Y al pasar lista de los bebés fallecidos, la respuesta sigue siendo, como consigna: “No debió morir”.

Eduardo Bours, ex gobernador de Sonora, y otros muchos involucrados, siguen sin enfrentar la justicia, como es de esperarse en este país. Versiones extraoficiales apuntan a que el gobierno de Sonora mandó quemar, aquel fatídico día, unos papeles que comprometían al PRI en las próximas elecciones de ese entonces, los cuales se encontraban resguardados en una bodega contigua a la guardería: ése fue el origen del incendio.

Irónicamente, como si se tratara de un auto boicot, la ciudadanía respondió con un rotundo voto de castigo y el PRI perdió las elecciones.

martes, febrero 03, 2015

Las religiones son las que nos han alejado de Dios. 
Cristina Kirchner: en la boca del lobo


A pocos meses de dejar el poder, la presidenta se encuentra en aprietos en una convulsión social desatada por una noticia que ha dado la vuelta al mundo: la muerte del fiscal Nisman, vigoroso opositor de la mandataria, especializado en casos de terrorismo.

Pretendía enjuiciarla por su presunta responsabilidad por encubrimiento en el atentado terrorista contra el edificio de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). Fue el 18 de julio de 1994. Dejó un saldo de 85 personas muertas y 300 heridas. Uno de los más graves atentados que ha sufrido Argentina.

El pasado 19 de enero del presente año, ante la convicción, o al menos la sospecha de un asesinato o “suicidio” del mismo controversial Nisman, ciudadanos disidentes del gobierno, convocaron en las redes sociales a una manifestación en la Plaza de Mayo y en sus alrededores, en donde la acusaron de “asesina”. Llamaron a “cacerolazos” y a gritos fuertes. “Que nadie se quede en casa”, fue una de las tantas consignas. Fue también una de las Tendencia en Twitter.

Como todo supuesto crímen de Estado, será difícil saber con pruebas en mano, al menos hasta ahora, quiénes fueron los orquestadores del crímen. Nisman había denunciado amenazas del propio Gobierno. Hay varias hipótesis del caso y ahora la propia Cristina denuncia “un complot”.

Asumamos, amigos míos, que en este tipo de casos, es fácil sospechar del que mayor causa sospecha para la oposición, pero difícil aventurarse radicalmente y afirmar “Fue la propia Cristina la responsable”. Recordemos el caso Colosio.

El más acérrimo periódico opositor, Clarín, ha causado revuelo en sus líneas, como era de esperarse.
Cabe resaltar, que hasta cierto punto el gobierno de Argentina, a diferencia de países de América Latina, como Cuba, y en parte Venezuela, sigue permitiendo la existencia de medios de comunicación incómodos para la Quinta de Olivos.

¿Fue mera casualidad el asesinato o “suicidio” del exfiscal? ¿Fueron órdenes del Gobierno, desesperadas, para, irónicamente, aislar a la ciudadanía del debate ante las elecciones generales de este año?

Una presidenta Bipolar

El 22 de enero, Cristina Fernández hizo una carta pública, muy criticada, donde revira su convicción de que el exfiscal no fue asesinado. La señora había, tiempo atrás, redactado otra carta en que afirmaba que todo indicaba que Nisman se suicidó. Eso ha enardecido a la dura oposición de Argentina y así, se generan más incógnitas.


En mis largas caminatas por la Avenida Corrientes de la Gran Buenos Aires, tomé un taxi y, por órdenes del oficio me vi obligado a preguntar al taxista que si qué opinaba de la presidenta. “No se puede tener a una presidenta con evidentes problemas emocionales. No se puede tener en la silla presidencial a una mujer que un día le dice que sí a un problema de interés público, y que al otro día le dice que no”.