domingo, junio 20, 2010

¿Por qué este afán de querer dibujarlo todo, de reprobar la medianía, de exigir siempre la altura, de quitarme las palabras de la boca, que a mi oído no conmueven ni susurran? ¿Por qué el delirio de no saber, de ser uno más en el polvo, de querer gritar y ceder al silencio? Soy testigo de este viaje sin nombre

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