...
Poco después de nacer extirpan tus alas, callan tus gritos, te enseñan a ser el príncipe del vacío; intentan hacerte olvidar tus propios anhelos, amartillar tus sueños en la pared del olvido y, finalmente, terminas jugando a ser otro, como quien pierde en su propio juego, viendo al cielo animal, y lejos al deseo.
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