sábado, marzo 07, 2020

Los ojos de mi madre volvieron a nublarse. Pero ella era estoica, descendía de una familia de guerreros, aunque no lo quisiera, aunque lo negase. Todavía la recuerdo en la puerta, saludando levemente con su mano derecha, de manera no demasiado fuerte, no fuera a creer, esas cosas. En la calle 3 los árboles habían empezado a imponer su callado enigma del atardecer. Todavía volvió una vez más la cabeza. Con su mano, tímidamente, ella repitió la seña. Luego quedó sola.
-Ernesto Sábato, "La resistencia".

No hay comentarios: