miércoles, enero 17, 2007

03 de enero

1

Aquí yo espero,
Sentado sobre el riel.
Mi único camino
Es el bajel
De los diluvios,
Pero he desdibujado
El templo de mi antigua vida
Para surgir así de nada
Sobre el riel.

2

Olvidaste tu más preciada tarde
Debajo de cualquier horizonte

¡Reanuda la costumbre!

¡Sé radiante
Y envenena toda puerta!

¡Aún no has logrado el hechizo,
Tu arma es el aliento de los dioses!

3

¿Comprendes la patria que es estofa?
Camino lento y esquivado,
Caminos huérfanos de madre.

4

¡Llovía el tiempo
Su desplazar interrumpido!

Ausencia de huecos,
Mirada de lluvia.

Flora que ve y persigue.

¿Cuándo renace
El ciclo que emprendimos?

Pues la nostalgia nos arrincona,
Viejo amigo,
Y de pronto, de pronto
La danza no es danza
Ni la música sonido

Te encuentras un aire disperso
Y las hojas,
Las hojas
No tambalean
Su esencia de dicha

Y los truenos,
Los truenos
No sonríen siquiera,
No,
No tornan amor
Su sonido.

Entenebrece el recinto su vacío
Y se adueña, además,
De nuestra muerte próxima.

¡Ni juventud de ansias
Ni fiado al descorrer
De lo imposible,
Vuelven los ruegos,
Muerta la dicha!

5

Para que el mundo sea posible, vestiremos del color más pleno.

Para que el mundo sea posible, renunciaremos al abismo.

Sólo un amor que redima,
Sólo un tacto que sea, y nos vea.

Aún se oyen, cantares de grillos enmohecidos,
Aún se oye, cantaleta del rigor nocturno.

Yo sólo quiero ser ese que pasa caminando sus pasos,
Trotamundos,
Sólo queriendo ser el héroe y el ebrio barco,
Ese que sólo a la vida mira
Y a la negritud
Envuelve;
Como a cualquier esfera sea,
Como a cualquier esfera.

1 comentario:

AR dijo...

Eterna poesía de encanto.

Mua.