No se habla del paisaje, que con su soplo de luz, un día, principió los campos y praderas, los cielos y las tierras.
No se habla del fantasma que nos ronda ni del nido ni de la raíz ni del único verso fundado de magia, razón y superficie.
No se habla del pasado amor, de la grandeza del suplicio, de la viveza y el candor, de la cima y la montaña
No se habla del desierto, cuando el monstruoso roba toda huella.
No se habla del dominio, no se habla de la carne.
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