Eres los latidos del mismo Dios
Que renace entre la luminosidad y las cenizas.
Aterrizas, piel del mar, sobre la tierra que te espera, al final del mundo y del suceso.
Predilección, contemplación, llama fundida,
Magia que parte de la noche hacia el rumbo conocido de los dioses.
Juntos cabalgamos hermanos del suelo divino
Senderos que reclaman dignas pisadas,
Con el crepúsculo dibujando nuestras espaldas.
3 comentarios:
Como siempre, escritor desde el alma...
saludos desde la perla tapatía.
abrasos.
Saludos a Guadalajara, Norma. Aguas con los buitres!
mi estimado, bueno saber que sigas vivo ^^ haber cuando nos juntamos, cuídese, saludos
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