Proclive al triunfo,
De rezos amante,
Irrumpo en el minuto exacto del anhelo;
Cabos que pueden consumir,
Hechizos de destino moribundo
Porque soy el edípico trance de la queja,
Que no amplía recetas, ni contribuye a viejos hervores
Porque soy quien viene y fue, trashumante a toda costa
De ojos diurnos y poca calma
Mas el abandono es un cauce para un río menos ancho…
Y esperan los días del guión impredecible,
Justo al fondo del Mar Celeste.
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