jueves, febrero 19, 2009

Si fuéramos menos falsos

Si fuéramos menos falsos, Dios estaría libre en la mesa; nos hablaría, iluminado, dialogaría, penetraría en los cauces de nuestras abundantes carencias; hurgaría en las manchas de nuestro desconocimiento, estancaría los cielos transparentes, y volaría sin necesidad del aire. Pero el orgullo decapitado nos ahoga en nuestro necio rebaño. Tú, yo, el colmo de las masas, desde que fuimos diferentes hemos tratado de conciliarnos; pero el espejo resulta ser más caro, y ante el reflejo perdemos el tiempo que perseguimos.

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