Retrato de un niño en asombro
El aire de mi boca con humo de cigarro, mueve la foto que está frente a mis ojos. En ella salgo infante, mirando en desconcierto el alma del foco de una cámara que, desde ese instante, años atrás me perpetuó. Entonces, después del ligero desvanecimiento, soy yo mismo quien la vuelve a postrar en la justa medida, frente a los mismos ojos que la palpan, para que el alma siga viva y sea yo quien se mire y a menudo se recuerde.
1 comentario:
Qué lindo me pareció este texto. Muy conmovedor. No dejemos de recordarnos, Juan Pablo, muy a menudo.
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