lunes, mayo 04, 2009


Premura

¡Qué grata presencia deja el amor que ya no vuelve!
¡Qué contradictoria la historia fugaz de la estancia breve!
Desemboca el camino en la poesía, más que en Roma,
Varios versos para el alba acompañan tu marcha

No me quejo de la soledad, porque existe el recuerdo,
Y si no vuelves el fruto será el placer de no tenerte,
Porque te invento pese al pulso inacatable de lo que eres
Y la flama no muere, ni siquiera con el soplo más fuerte

Eres la rima involuntaria o la prosa que la extirpa,
La sal que emerge del agua misma y satisface al vidente;
No soy yo quien te escribe, sino el ansia de los sueños,
No importa si abandonas mi presencia y cierras la puerta

Caminando descubro lo infinito del recuerdo,
Porque tú lo engendras, a pesar del naufragio;
Te reinvento y te sigo reinventando,
Mi recurso es tu vital camino

Sollozando no hallo más que una única respuesta,
Sirve más observar el campo y la marea;
La vida y el mundo oscuro no me atan con fuerza,
Lo infinito y lo lejano corren el riesgo de ser mirados

Por eso vengo y me entretengo con tu andar,
Por eso canto al puerto y al mar que teme;
El peligro es astucia para quien lo encuentra,
Y la huída de tu cuerpo, un pretexto para amar.

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