¡Que las monjas y el estado, los morales y los santos, persuadan, entrecomilladamente, a las masas de una verdad no identificada!
¡Que se trague el pueblo entero la boñiga de disfraz plateado!
¡Y que a mí, por siempre a mí, me dejen a la mierda en paz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario