martes, septiembre 26, 2006

Octava mentira

Para esta bitácora, dedicar palabras lindas. Sin un embargo, vida alude al dolor ingobernado.

Se hace el intento de intentar hacer bitácora lo que en un principio así llamado. No se sufre en el intento, se corrobora el oficio de la problemática y el del cantar cantado.

Se inició una semana con inicios densos. Densos, sin hacer referencia a lo complejo, sino, bueno, sí, a la complejidad complaciente.

Así vitupere el viento con sus andanzas de clima cambiante, dejémosle sus atributos. Su espada es de filo inútil y su memoria vacía para el que puebla en la suya reliquias de memoria. ¡Que desaparezca la ingratitud de aquello inmemorable que de él se tenga mala memoria! Ahí sembrados sus atributos solos, solos quedarán.

Cambio de casa: estuve con Notario el Escribiente durante más de un mes. Ahora pruebo casa madre mía donde un aire compacto y local de refrigerados aires pega en mi rostro como si fuese el hielo que el soplo de boca produce y así golpea las sienes.

Dejaron por un tiempo mis ojos las imágenes del televisor, no obstante de obstar Navalles, fiel quelonio enlazado a su coraza, tuvo la amable idea de regalarme uno. Y yo, como jamás lo he exigido, ahora exigireme ver devedés en ella. Ver por ejemplo, cintas memorables a mi memoria –por cierto, se sigue hablando de ella- como películas autobiográficas de genios como Wilde, Chopin o Mozart; Rilke, Rimbaud o Lorca.

Debería Un Servidor Yo del Alma Tuya y Mía ser más fehaciente en el entorno de informar. Arrepentido estoy de haber dicho esto último que escribo: ¡letal volubilidad!. ¡Calmad la boca del desasosiego cursante! ¡No asustaos la mecha de su decir, que se ha dicho, como muchas, otra mentira!

3 comentarios:

Pablo Aldaco dijo...

Ojalá.

María Rebecca dijo...

Saludos muchos.
Besos otros pocos.

Pablo Aldaco dijo...

Saludos varios; expectativas inciertas.