martes, septiembre 12, 2006

Sin acentos

Mis dedos encontrados en un teclado que no permite que ellos se desenvuelvan, aun rozan la actitud de a sus ojos exteriorizarse. A raíz entonces de lo dicho, puede decirse que su laboriosidad no muere aun los intentos de armas por matarles. Desde aquí –inculto ordenador al que sólo se le ha ordenado intentar quebrantarlos- le declaro guerra: irreal guerra, puesto que no buscaré guerra en espacios vacíos.

No obstante, a veces consuela la dulzura de poderse estar a solas con la materia, visualizando gracias a ella sentimientos y acciones de raciocinio de los de otro ordenador lejano.

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