Imagínate vivo, rodeado de flores y amapolas, preso del día rutinario. No aterrices, siendo ave una nube puede herirte, si su ánimo no va junto al ritmo del camino. Yo sé que te dispersas y fugas del mundo, sé que tu fin no es triste, pero te encuentras justo donde convergen el mal benigno y el día claro.
El verano se disipa, lustros han pasado, naves cósmicas, animales de instinto prematuro. Y cuando la mañana se desangra, se doblegan las navajas, se prepara el corazón.
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