miércoles, agosto 12, 2009

JORGE LUIS BORGES

“FICCIONES”

ANÁLISIS DE LECTURA


"Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan"

“No es ilógico pensar que el mundo es infinito”

J.L Borges


Por Pablo Aldaco


Hay en Jorge Luis Borges un manejo de signos, matemáticas, juegos de lógica, álgebra, geometría; una especie de ajedrez literario único que al lector resulta imposible echar de menos. Sin dichos elementos, el célebre escritor no hubiese sido lo que hoy es para siempre. Esa alusión a lo geométrico dista mucho de la idea costumbrista como recurso “idóneo” para la creación literaria. Conmueve su amor por la exactitud.

Ficciones” puede llevarnos a la creencia firme de que lo fantástico es cosa seria. Basta analizar los argumentos que el propio autor da a conocer con su pluma. Es preciso resaltar los enigmas del gusto de Borges por las ciudades o mundos ocultos, que sólo pueden existir en una mente que vaya más allá de una realidad cotidiana percibida por muchos como la única existente. Da vida en el cuento inicial del libro, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius a tres mundos donde “a veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro”; donde el idealismo es cosa seria y el sentido del tiempo concebido por sus habitantes niega al espacio como su espejo.

Cuando hojeé por primera vez este libro, quisiera decirlo sin complejo alguno, no poco me inhibió su prosa, debido a la sobrecarga de fineza y complejidad de la cual está dotada. Incluso en algún momento pensé si iba a poder terminarlo, ya que también pensé que iba a aburrirme. Sin embargo, dudé, le hallé el modo, como se le halla de igual forma al vino con los años, por fin pude entender lo suficiente como para creer en la bondad esporádica del ser humano y es esta frase donde, considero, se define lo planteado: en algún punto de la tierra hay un hombre de quien procede esa claridad; en algún punto de la tierra está el hombre que es igual a esa claridad. El estudiante del segundo cuento, El acercamiento a Almotázim  ve o quisiera ver reflejado en la gente que aborrece un pequeño soplo de luz para así adoptar la idea de que no todo está perdido o “nada humano le es ajeno.

En Pierre Menard, autor del Quijote llama la atención el concepto “anacronismo deliberado”. Minimizar El Quijote de Cervantes y engrandecer el de Menard puede resultar, en primera lectura, dulce y amargo. No obstante, esto me lleva a imaginar con verdadero placer, una nueva Biblia del siglo XXI, literariamente superior a la que conocemos. ¿O qué tal una nueva versión de Las flores del mal de Baudelaire, inspirada en un fervor subversivo del opio, o en algún esplín novedoso de alguna ciudad del tiempo moderno digna de inspiración y tedio? Podría ser. Si la cuestión de lo fantástico es ir más allá, deberíamos considerar a la literatura como “una reinvención del pasado”.

Ruinas circulares describe el amor de un padre por su hijo, el sueño visto como una realidad; la realidad vista como un sueño. Es un juego donde la vida es un espacio etéreo. Algo místico. El fuego es descrito y no quema, mas no deja de ser un elemento natural cercano a la esencia del fantasma.

Pausa: me pregunto la razón por la cual Borges no aborda igual a la mujer que al hombre en este libro. Es evidente que al segundo da más privilegio.

La lotería de Babilonia” describe una lotería fuera de lo que conocemos hoy en día. Sus jugadores se exponen al peligro, y ante la amenaza desafiante de la rudeza de sus reglas, algunos de ellos prefieren la Cárcel a La Compañía, que viene siendo una especie de mafia a la cual, muchas veces es necesario negar a través del recurso de la huída existencial: De esa bravata de unos pocos nace el todopoder de la Compañía: su valor eclesiástico, metafísico. En todo caso era una especie de Inquisición necesaria, según Borges. Creo que está en lo cierto. Imagino a La Compañía como a un dios que nos vigila.

Si la obra de de Herbert Quain es criticada con dureza por el gran autor argentino, esto no quita la pasión que le dedica ni los aciertos que le atribuye. En este relato la humildad de Borges y hasta el conocimiento sus limitaciones se evidencian. En clara alusión a la influencia de éste ejerció sobre él, concluye: cometí la ingenuidad de extraer Las ruinas circulares, que es una de las narraciones del libro El jardín de senderos que se bifurcan.
La biblioteca es un hexágono, también el universo mismo. En La biblioteca de Babel ningún libro es igual. Para el relator “no había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera: en algún hexágono”. Cada sabia verdad leída, pues, era y es el antídoto para el suplicio del quejoso. Si la biblioteca, como dice Luis Borges es vida, chispa, brillo, considero, no hay razones para morir pronto.

El origen de la historia  El jardín de los senderos que se bifurcan, posiblemente la más elevada de Ficciones es bélico. El protagonista goza de la idea de huída y de victoria, pese a cualquier inconveniente que pueda mermar sus planes de valiente guerrero. Ts'ui Pén, su antepasado, así como pudo ser humano, ahora para su recuerdo es un “jardín de senderos que se bifurcan”, un ajedrez que es acertijo del tiempo: -Precisamente -dijo Albert-, El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Por tanto, aquí se delata la esencia de la obra. 

Funes el memorioso  adolece de un sentido de la temporalidad que puede considerarse virtuoso o no, según el contexto en que deseemos situarle. Dotado de una vida llena de símbolos y de belleza perceptiva, va de las palabras hacia un proyecto de confabulación, hacia todo elemento abstracto. La obsesión fue su compañía hasta el día de 1899 en que muere de neumonía.

Se narra en La forma de la espada una metáfora en la cual un hombre transcurre, básicamente en dos tiempos fundamentales: el presente y el pasado. La mención de la cicatriz como un gran recurso de obra de arte me remite a mi vida personal: en mi mano vive una que jamás podrá borrarse; a la vez, es un recuerdo nostálgico de dolor y un suceso. Esta prosa confirma, una vez más, la incesante capacidad que Borges nos heredó. Acá sigue con nosotros, es una pieza, y lo digo sin ánimo intencional de adulación.

CONCLUSIÓN:
Este libro deja en mí una sensación de prevalencia universal y no quisiera redundar ni hacer honor al cliché, no obstante la ligereza en “Ficciones” se ve ausente durante toda su lectura. Cada pasaje es cultura, nombre, referencia, antorcha, metafísica, música, teoría, fantasía, devenir y genio.



Música de Pablo Aldaco.


1 comentario:

Elaya De La Vega dijo...

¡Hola!

Me toca estudiar a Borges, y suerte que encontré tu artículo para entender que hay que persistir para apreciar su escritura espesa y asombrosa tal como un buen vino.
(esto si que lo pillo)
Hay que atravesar la opacidad para dejar la imaginación volar a pesar de todos estos detalles que nos pegan al suelo.

***GrAcIaS***

Elo Diaz