jueves, mayo 24, 2012


La Marcha 132 y el movimiento estudiantil

Por Juan Pablo Navarrete Aldaco

Marcaban aproximadamente las 18:15 de la tarde de un miércoles. Los jóvenes llenábamos, poco a poco con pancartas, vítores y entusiasmo, la famosa Estela de Luz, símbolo de corrupción para muchos, más de mil millones de pesos despilfarrados del gobierno de Felipe Calderón para tan pobre obra arquitectónica.

Acompañado de mi amiga Fidelia, poeta en todo sentido de la palabra, escuchamos con interés el mitin de líderes estudiantiles, así como el del escritor Paco Ignacio Taibo II, que preguntaba: “!¿Quién de ustedes votará por Peña Nieto!? Sin duda, el candidato más cuestionado y hasta odiado de la campaña electoral 2012 en México, a lo que todos respondieron a grito combatiente “!Nooo!”.

Después, organizadores convocan desde los micrófonos a que marchemos sobre Reforma, una de las más importantes avenidas de la ciudad de México. Marchando, llegamos al Ángel de la Independencia, donde la cumbre del poder juvenil, enardeció en las escalinatas y alrededores del gran monumento.

La gente se reúne en contra del sistema imperante en México. Contra un posible regreso del PRI, partido que gobernó aproximadamente 70 años. Símbolo del autoritarismo más radical; de matanzas, desaparecidos y demás barbarie. Díaz Ordáz, un emblema... quien reprimió con disparos y muerte a múltiples estudiantes en el año de 1968. El PRI, un largo régimen, sinónimo de corruptelas, robo, saqueo a costa del pueblo mexicano. La sombra imborrable de la memoria colectiva.

Siguiendo el mismo matiz, el abanderado del “Nuevo Pri”, Enrique Peña Nieto, siendo gobernador del Estado de México no hace mucho tiempo, al estilo de su partido, usó la fuerza bruta en Atenco, donde murieron dos jóvenes, Alexis Benhumea y Javier Cortés; se detuvo a 207 personas, entre ellos 10 menores de edad; 146 detenciones arbitrarias; así como la expulsión de 5 extranjeros y la violación a 26 mujeres, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México..

Cómo y dónde se gestó el Movimiento 132.

Lo inesperable surgió. Una tarde a pincipios de mayo del año que cursa, el abanderado del partido tricolor acude al auditorio de la Universidad Iberoamericana en el Distrito Federal a impartir una conferencia y expresar sus propuestas como candidato. La Ibero, una escuela de estudiantes de clase media alta, si no es que mayoritariamente de clase alta. Dada la conferencia, comienza la ronda de preguntas a Peña Nieto. Si bien antes de dicho episodio hubo gritos de protesta contra el partido, el candidato y las propuestas, en la ronda de preguntas el ánimo, como válvula de escape, se agudizó, cuando tras ser cuestionado sobre la tragedia de Atenco, el candidato se refirió a los hechos intentando hacer aparecer como “legítimas” las acciones llevadas a cabo por su gobierno. Considerándolo un cínico, los alumnos enfurecieron. Concluido el evento, Peña sale del auditorio y los jóvenes se le acercan, lo persiguen y le increpan “!Atenco no se olvida!, “!Atenco no se olvida!” “!Asesino!”, !”Asesino”! Tal fue el pavor del candidato, que ante la presión del estudiantado, no tuvo más remedio que refugiarse en el baño de la escuela.

Videos y videos en Internet de inmediato se dieron a conocer y poco después en cadena nacional de televisión, así como en los principales periódicos del país y medios en general.

La Iberoaméricana: el parteaguas, la chispa que enciende un fuego que comienza. Los jóvenes han asumido su derecho a la libertad de expresión. Nuestras perspectivas se han ampliado y ahora nos estamos organizando dispuestos a, tras el fraude electroral de 2006, defender el voto y lograr la democracia.

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