martes, septiembre 13, 2005

Redención a un hombre.

El puño de Gómez no es más que mil edificios de materia extrapoblada, tampoco menos que cientonoventainueve. Su peso es de peso y pesa de peso tanto. Cauto sé al paso del viandante que mi boca refiere. Y al murmullo de sus cuestas salga de ti el murmullo del pudor.

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