1.-
Los amores que he dejado: ¡cuántos no he dejado!, ¡cuántos deseados no se están en mi deseo y cuántos no deseados se están, mas sin deseo!
Me he dibujado uno que del hogar no salga, uno bajo mis órdenes, rehén de esta voluntad cada vez más crecida; rehén de esta voluntad cada vez más inclinada a la soberbia más tranquila.
2.-
Las borracheras y tertulias: ¡oh, cuánta pleitesía es que les rindo! !Me han dado algarabía y despojo de rutina!
3.-
¿Y las peleas de familia?: han nutrido a los cobardes de la astucia más veraz. Aquella vez, por ejemplo, cuando grité a algunos miembros de familia “pendejos”, y los que recibieron la palabra sólo vieron ofensa en ello. Y nada más, y sólo ofensa, y no un significado que nutriera.
4.-
Experiencias, experiencias, experiencias.
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