viernes, febrero 03, 2006

Enamorar

Le veo cada cierto día atender el café de los encantos. Le miro más que él mire, mirarle es mío más que él mire. Y sus ojos cuando vistos ellos los míos… convertidos en un limpio amanecer que amenaza con clarificar la exactitud del Todo.

Ha descifrado, pues, en mí, ese bello arcángel de camino incierto, de ojos apenas sabientes del saber, ausentes las caricias, el tiempo.

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