lunes, junio 12, 2006

Calmo quien fenece

Del andaluz cansado que sin lamentarse muere al final de esta calle donde nuestros ojos sólo miran.

Del lamento encarnado que dudó más de cien veces de la vida, de todo lo que fuese fuente de certezas y más vida.

Del cielo que prorrumpe, del infierno que renace, de las ataduras míseras, del jolgorio que se fue, del suplicio atiborrante de mentiras.

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