Que tu orgullo no se jacte de tenerme. Soy luz sólo para mi propia vida. Eres tú, quien quiere quererme y tenerme, espina doliente debido a la circunstancia que el transcurrir vive. !No eres el reino de mi reino, no eres la paz de mis paces! !Muere o haz que mi vida fenezca!
No engrandezco tus anhelos de triunfo: !engrandezco tus ánimos de disgusto!
Jamás rendiré culto a tus lamentos. Jamás propagaré mis energías con el fin de demostrar mis fuerzas, aun las acciones se delaten por sí solas.
Yo no soy, no seré y no fui el viento que sepultó nuestra vida aquellos tiempos de negritud doliente. No soy el cáliz que acabó con nosotros.
Soy tú: soy el sacramento prohibido.
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