En Floricanto, hoy, se leyeron, claro, letras. Y sabemos que llovió, por vivir en la ciudad, los que vivimos en ella; y lo sabemos, pues, porque escuchamos y carecemos de inmortalidad, por ser el digno sentido. Pero más sabe de la lluvia quien la ha visto y se ha empapado de ella; más sabe de ella ese Quién del cual hablo, que el viril que ha decidido aposentarse, triste, hoy, en su aposento.
3 comentarios:
Gusto en conocerte, aunque ya te había conocido hace dos años en unas Fiestas del pitic. Tú bailabas como exorcisado y yo me acerqué y te dije: "Wey, ¿no te acuerdas de mí?"
En verdad no te conocía ni tú a mí en esa ocasión, pero fue uno de mis actos extraños, de esos que trato de hacer a diario por no dejar. Qué curioso. Erasmo me lo recordó hoy.
Ese acto vendría siendo quizá un "recuerdo del porvenir" o un vislumbre o trozo de un futuro que ahora es presente.
!Un abrazo, me dio mucho gusto conocerte!
Saludos a estos dos privilegiados por la lluvia... de agua, luz y la palabra.
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