Ahora el cuarto consta de dos repisas que contribuyen al buen acomodo de sus cuerpos. Seguramente los libros guardan secretos, secretos que la mente lee y descifra mucho después. Yo me conformo con su latir, porque el latir de tantos hombres y mujeres suele naufragar en el mar de las conveniencias. Un libro nunca traiciona; un libro está ahí, justo a la hora.
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