domingo, mayo 29, 2005

Por ver el instrumento

Por ver el instrumento
Deduje era guitarra
Aunque probase
La equivocación
En el aspecto vago.

La jarocha de las mieles
Propusiste tantos días,
Inventando alejandrinos
Para actuar con miles voces

¡Eras tú quien cargabas
Ese aire de diminuto ser
Con no sé qué tantas cuerdas
Del incierto paraíso!

Componías la ruptura
De lo hilado con paciencia
Y creabas las hazañas,
El poder de lo imposible.

Y el Siento no se iba de tú,
Cada migaja de palabra
Era el reino persistente:

Claroscuro resonante
Desde el flujo de pureza,
Proveniente del engrane
De una lengua suelta

Reclamaba los respetos
Yo, tentador aliento,
Deseaba la armonía
Yo, loco por paz hecha;
Y en lugar de tú obsequiar
La vida, lujo del pedir,
Hubo de cubrirse
Tu antifaz malvado.

Quise te marcharas,
Ausentases la presencia
De los llantos,
Convidando a tus impulsos
Una copa de despidos.

Y la hebilla que en tu cinto pende
Y da la luz a los azules cándidos,
Quisiese frecuentarla lengua en ti
Sin saberme de mujer en todo.

En tu galope me has visto
Sin apearte Iluso mar
Del carruaje
Y la manera de tus obras,
Recuerdo efigie tuya
Cada que la irrealidad despierta
Aterrorizando mis temores.

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