Hoy tengo ganas de escribir hasta el hastío, de decir lo que no he dicho, de esculpir una rosa. Dos claveles en un jarrón bastarán para marchar los perfumes falsos y las estrellas muertas. Un jardín de frutas frescas, sobrará para una muerte dichosa. Digeriremos las manzanas venenosas el día que hayamos perdido el juicio, el día que tú y yo no sepamos las razones.
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