sábado, octubre 10, 2009

El asesino discreto

Homenaje al Paseo Nocturno de Rubem Fonseca

Estando en casa revisé que mis papeles estuvieran en orden: recibos de gas, luz, predial, contratos. Mi mujer, tendida en el sofá de costumbre, lagañas múltiples en su ojo izquierdo, dijo, sin voltear a verme ni siquiera, pareces zombie. Los quehaceres cotidianos de la casa: la ensordecedora música pesada de mi hijo, mi hija con sus clases de solfeo para becerras. ¿No me vas a dar un beso? cuestionó mi mujer, dame un masajito, necesito de tus manos. La ignoré.

Me dirigí al jardín de casa donde están las plantas que me gusta ver y como siempre terminé por aburrirme. Corté una naranja del naranjo y la comí; no tenía nada de sueño, esperaba a que durmiera mi familia. ¿Qué te crees? Te aíslas y estás loco, me gritó mi mujer mientras yo pelaba la naranja. ¿Podrías largarte un rato de la casa?

Haciendo caso a los diretes de mi esposa, corrí al garaje donde el Jaguar azul me esperaba. Al verlo sentí mis ojos extasiados. Euforia. Abrí la puerta con soltura, metí las piernas hacia el lugar donde resposan los pedales, fueron los fuertes ruidos del motor del auto los que me impulsaron a desenfrenarme por las avenidas.

A la altura de la calle Mármol, hallé mucha luz y gente. Ciudad de Guatemala ha crecido de verdad bastante. Yo estaba dispuesto a mi matanza de rutina. Corrí al azar diez calles más a la derecha, había sombra y esperaba gente. Comencé a sentir los nervios de costumbre, excitación de pies a estómago. De lejos vi una sombra por demás confusa. Al acercarme pude ver a un hombre cruzando la calle, caminando, sin presentir mi futuro cometido. Solo vi su cara sonrosada de impotencia, sus ojos tan saltones como las canicas, antes de aplastar su cuerpo entero con las ruedas y ver su sangre derramada en el asfalto viejo. ¡Uno más, uno más!, me dije.
Volví a casa bostezando. Estacioné mi coche en el garaje. Seguía durmiendo la familia. Me dirigí al jardín donde respiran las plantas que me gusta ver. Comí una naranja entera. Después me fui a dormir. Buenas noches me dije, mañana voy a tener un día horrible en la compañía.

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