Mientras la iracunda refunfuña a las paredes su gran desdicha, uno ríe de ella silenciosamente. No es más que el modelo a seguir de los borregos; una menopáusica de ideas convencionales y estériles, creedora de tener derechos, obsesiva de la comida y presa de mi intolerancia.
1 comentario:
jaja, qué chilo. No te dejes niñio ;* saludos
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