martes, agosto 16, 2005

M.

Mientras la iracunda refunfuña a las paredes su gran desdicha, uno ríe de ella silenciosamente. No es más que el modelo a seguir de los borregos; una menopáusica de ideas convencionales y estériles, creedora de tener derechos, obsesiva de la comida y presa de mi intolerancia.

1 comentario:

poesía cinética dijo...

jaja, qué chilo. No te dejes niñio ;* saludos