miércoles, agosto 24, 2005

Vidente.

Ciertas veces, al oír el alarido de los perros, encontrándome extenuado y al oír la búsqueda fallida de la calma, veo aproximado un caos que puede terminar con varias mentes. A persistente huella, he de sentir cada galope descomunal del orbe, un orbe que llueve tragedias.

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