Qué amargo es el silencio los días de un calor en el desierto. Y el ruido de las naves de fuera que oigo desde dentro. Qué amargas las siluetas de las viejas almas. Las aves que en su vuelo no alcanzan a volar el alba. !Qué amarga la vida ciertas veces, cuando el gris usurpa nuestro trono!
No hay comentarios:
Publicar un comentario