A Ana Cabrera.
De lentes puestos para ocultar su mirada diurna. Llueve y hemos ya probado los cafés americanos; y un caliente chocolate veinte duros me costó.
Los cuadros de pared colgados, fluorescentes al vistazo. Ana mira la chuvia que a ímpetu resbala por las calles del desierto. Y ella, al clamor del grito exige:
NO NO NO NO NO
ME ME ME ME ME
GUS GUS GUS GUS GUS
TA TA TA TA TA
LA LA LA LA LA
CHU CHU CHU CHU CHU
VIA VIA VIA VIA VIA.
…
¡Pero me saqué la lotería y hay festejo desde hoy hasta el término! ¡Nos sacamos la lotería y caminamos por las banquetas de Roma!
…
-¿Por qué miras el sol, Ana?
-Porque no me gusta la luna.
-¿Por qué ríes, Ana?
-Porque la risa me ríe.
-¿Por qué amas, Ana?
-Porque la angustia me persigue.
…
Los lentes de Ana ahora colocados arriba de sus cejas; se ha quitado el negro opaco de la vista.
Ahora nos vamos al mar
Ahora nos vamos al bar
Ahora no sabes nadar
Ahora te puedes ahogar.
-¡Oh, Dios, Ana, podés Ahogaros!
-¡Oh, Diablo! ¡¿Qué Oh Dios?! ¡Por Dios!
-¡Dios te castigará, Ana!
-No, que mis manos lo controlan.
-¿Cómo es que al omnipotente tú le….?
-Mi sexo desgarra sus garras.
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