jueves, julio 14, 2005

El desate de la lluvia.

A Ana Cabrera.

De lentes puestos para ocultar su mirada diurna. Llueve y hemos ya probado los cafés americanos; y un caliente chocolate veinte duros me costó.
Los cuadros de pared colgados, fluorescentes al vistazo. Ana mira la chuvia que a ímpetu resbala por las calles del desierto. Y ella, al clamor del grito exige:

NO NO NO NO NO
ME ME ME ME ME
GUS GUS GUS GUS GUS
TA TA TA TA TA
LA LA LA LA LA
CHU CHU CHU CHU CHU
VIA VIA VIA VIA VIA.



¡Pero me saqué la lotería y hay festejo desde hoy hasta el término! ¡Nos sacamos la lotería y caminamos por las banquetas de Roma!



-¿Por qué miras el sol, Ana?

-Porque no me gusta la luna.

-¿Por qué ríes, Ana?

-Porque la risa me ríe.

-¿Por qué amas, Ana?

-Porque la angustia me persigue.



Los lentes de Ana ahora colocados arriba de sus cejas; se ha quitado el negro opaco de la vista.

Ahora nos vamos al mar
Ahora nos vamos al bar
Ahora no sabes nadar
Ahora te puedes ahogar.

-¡Oh, Dios, Ana, podés Ahogaros!

-¡Oh, Diablo! ¡¿Qué Oh Dios?! ¡Por Dios!

-¡Dios te castigará, Ana!

-No, que mis manos lo controlan.

-¿Cómo es que al omnipotente tú le….?

-Mi sexo desgarra sus garras.

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