Si fuese agua y bebieses de mi fosa, fuese toda luz al mirar de tu ternura. Fluye cual fuente en los atardeceres místicos, la hermosa galaxia que he vestido. Ojos míos han contemplado el púrpura que te disfraza, que de mar te disfraza a la orilla de la isla que sembramos.
Cacto: ¡no espines la piel! Juventud: ¡serpiente! Arcángel, ¡ruega por la leal blancura! Nube: ¡fíngete esponja! El rosa, rosa rosa, rosa rosa, vino y vino, vino y tacto, tacto y vida. Hoy, día, claro, tiñe, luz, azul… ¡azules y verbena!
A veinte mil distancias de tu arroyo, y vibro, y siento, y tacto, y claro alrededor del Otro y los Otros. La brevedad se ha vuelto un mar -dígase la vastedad-; los humos, humos de toda casta al vibrar del aire que acompasa.
Devoramos los pedazos de la esfera; convertirla, nuestro deber, es en la lengua más marchita que Dios pueda hechizar. Malgastada vara de este omnipotente seudo, muertas de muerte y de vidas muerte.
Viernes: los idiotas agrandan la virtud de la pereza, y cultivan sin piedad la nula esencia, aquel salvajismo, aquella rama venérea.
2 comentarios:
Me gustó todo menos el cacto y lo despótico!!!! Por qué un cacto???
Carlos: es que el cacto espina, jeje.
Rosario: estoy bien, gracias por reportarte. El mar está azul y bello.
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