lunes, julio 11, 2005

No existe el lunes.

Postear temprano para acabar con el desvelo. Recordar breve o extensamente al pobre Andrei Efímich, personaje de una trágica novela de Chéjov - el ruso- acabada por mis ojos y cerebro de leer ayer: por aquello el desvelo. "El pabellón número seis" jamás volverá a ser " el pabellón número seis" sólo hasta que vuelva a ser leído al mismo tiempo que lo fue por primera vez; habría qué regresar el tiempo, incluso, y las lenguas ajenas a la mía declaran la inexistencia de esta posibilidad con un rostro de confianza en su verdad propia. Puedo, mientras cavo en esta fosa las posibilidades de regresar el tiempo, hacer una relectura; en cuanto ella comience, los efectos de la nostalgia relucirán grandes. Dicen por ahí en una ciudad de incultos que recordar es vivir de nuevo lo recordado.
Es perceptible el frío que vivo en el cuarto a tan pronto el clarear. Y para combatir el desvelo un caliente café que emane humos y sus humos me suman sin escalas en la meditación constante.No hacen falta tranvías, coches o carruajes, para vivir viajando. !Tan fácil es erguirse cuando hay pendiente!; por el contrario: !tan fácil desechar lo no deseado! Ya me largo a otro paraje y abandono este agrio; vuelvo a visitarlo tan pronto vuelva.Buen día se les desea a las almas.

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